¿Quién teme al lobo feroz?

Pues bien, como el concurso que organizó Iria en su Rincón Bibliófilo ya finalizó, os dejo con el microrelato que escribí (¡No gané! otra vez será xD). La única norma para escribir el relato era que empezara con: ¿Quién teme al lobo feroz?, y así fue:

-¿Quién teme al lobo feroz? – preguntaba, de manera siniestra, una voz masculina.

Para variar, Edith se había encabezonado en que ninguna de sus amigas la acompañase a casa después de haber pasado, como se suele decir, una tarde-noche de chicas.  Cuando estaban en grupo se creía muy valiente, pero en ese mismo instante se sentía el ser más vulnerable del planeta. A esas horas de la noche el autobús nocturno pasaba cada milenio por lo que había decidido irse caminando hasta casa. ¡Cómo si darse un paseo a altas horas de la noche por lugares solitarios fuera lo más sensato!

Estaba empezando a sudar por todos los poros de su cuerpo. Sus pulmones necesitaban más oxigeno del que era capaz de aspirar, y sus pies no eran ni la mitad de rápidos de lo que ella habría deseado.

La terrorífica música que la perseguía empezó a coger velocidad. Estaba nerviosa, asustada. Una mano le agarró el hombro derecho mientras otra la sostenía por la cintura.

-¿Por qué huyes?- En ese mismo instante Edith podría haber jurado que su corazón no latía.

No sabía si gritar, llorar o… darle una colleja al inoportuno de su novio. Aún así, se sentía aliviada. 

 

Ya me contaréis =)